miércoles, 21 de diciembre de 2011

¿Nunca te pasó?: No - Dulzura


¿Nunca les pasó de quedarse sin el sentido del sabor por un pequeño lapso de tiempo –digamos una semana-? A mi si, y fueron unos cuantos días, que se hicieron eternos. No podía saborear lo dulce. Con lo salado no había problema, pero con lo dulce no pasaba nada. Es más, hasta que comprendí la situación, le buscaba el vencimiento a los caramelos, le ponía mas azúcar al café, probaba el dulce de leche directo del pote y lo volvía a probar por las dudas, etc.
El tema fue así, en ese momento yo estaba con poca vitamina C  y me resfrié mal, con una tos como nunca antes había escuchado a nadie. Cuando visité al médico, éste me dijo que no me podía dar las mágicas y adictivas pastillas Redoxon de naranja efervescentes, porque ya estaba en el límite; entonces me dio una medicación en polvo que la tenía que tomar por un par de días. Lo que nunca me avisó fue de las consecuencias temporarias que tendrían en mi cotidianeidad.
En total fueron 5 o 6 días sin sentir la dulzura. Los primeros fueron de total desconcierto, y recién en las últimas 48 horas dejé de ponerle azúcar al té o al café y tampoco me tentaba con ninguna golosina, ni nada de eso. El punto intermedio fue la llamada obligada al médico clínico en cuestión para contarle lo que pasaba. Y esto es grosso. Cuando le comento la fatalidad del caso, me dice “Ah… si, por unos días no vas a poder sentir lo dulce porque el remedio te afecta las papilas gustativas. No te preocupes, con los días se te va…” ¿Qué? ¿Así me lo decís? Estas dos preguntas las pensé, obvio que no le dije nada. Me había salvado un millón de veces, así que lo dejé pasar.
Hasta ése momento había sufrido sensaciones raras: Duda, Negación, Sorpresa, Prueba y Contra prueba, Excesos, Baño diminuto de la oficina-espejo-lengua afuera-mirada fija en aquella lengua afuera, Locura, Llamada desesperada al médico y otras que nunca las podré contar. Pero la mejor de las sensaciones llegó -como suele pasar siempre o casi siempre- cuando ni me lo esperaba y cuando había dejado de pensar en sabores (simplemente comía sin pensar). Alguien me alcanzó un mate en la facultad, y yo tomé entre charla y apuntes. Y la sorpresa fue tal –entre el desconcierto reinante en mi cabeza- que lo increpé al cebador: “Está muy dulce el mat…”. Mi cara de asombro habrá sido rara porque antes de convidarme el próximo mate, me preguntó cómo lo quería, si dulce o amargo. “Ponéle, ponéle que está riquísimo”.

CÉSAR EDERY

domingo, 23 de octubre de 2011

La Cita



Allí está, puedo verla. Ha pasado tanto tiempo…

No puedo acercarme y dejar que me vea. Comenzaría un interrogatorio demasiado complicado. Sería un golpe duro enterarse de ciertas cosas, aceptar lo inaceptable.
Pero sé que me está esperando. Así fue acordado, este día, a esta hora.

Se ve desolada. Quisiera abrazarla, consolarla. Explicarle que no estaba equivocada, que no está equivocada.

Se quedará un rato esperando, y no tiene sentido seguir observándola, si no puedo hablarle.
Se me ocurre hacer algún ruido para que voltee y me vea. Pero no debo. Es mejor así.

Ella sabe que no voy a presentarme, pero aún así me espera. Necesita saber.
Conozco cada gesto en su rostro, y qué está sintiendo ahora. Puedo ver qué está pensando. Y hasta creo que no gira su cabeza para no obligarme a descubrirme.

Tengo mucho para decirle, cosas que realmente la aliviarían y, tal vez, cambiarían su rumbo. Tal vez sí, le serviría la información, tal vez…

No, calma. No tiene sentido dejarse llevar por la emoción de verla. No es cierto que pueda ayudarla. No puedo permitirme esa debilidad.

¡Pero Dios, Cuesta! Ahora siento sus lágrimas.
Desea tanto hablar conmigo, está tan perdida…

Este encuentro fue planificado hace demasiado tiempo.
Lo recuerdo muy bien, fui yo quien puso la fecha. Fui yo y fue ella.

Me prometí que el día que cumpliera 20 años, en esta plaza, en ese banco, me esperaría a mí misma. A mi yo del futuro, que vendría para decirme todo lo necesitaba saber.

Ahora estoy aquí. Mirándome.    
       
Y aún no me decido…

PAULA DI CROCE

domingo, 9 de octubre de 2011

Favoritos: "NOCHE DE PERROS" de Serú Girán

Esta oscuridad
esta noche de perros.
Esta soledad
que pronto te va a matar.
Vas perdido entre las calles
que solías andar.
 Vas herido como un pájaro en el mar, 
Sangre.

Puede ser que estés muy muy lejos de tu casa
justo en el lugar que nació tu corazón
ya te veo entre los autos pidiendo perdón.
Mi mirada tiene todo tu dolor, Hombre. 


Cuando el cielo cae.
A veces pienso en tu risa
Es muy tarde ya
y estoy harto de llorar.
No estás solo si es que sabes
que muy solo estás.
No estás ciego si no ves donde no hay nada.

David Lebón - Charly García 


domingo, 2 de octubre de 2011

Favoritos: "YO DIGO QUE LAS ESTRELLAS" de Silvio Rodríguez


Yo digo que las estrellas

le dan gracias a la noche,

porque encima de otro coche

no pueden lucir tan bellas;



y digo que es culpa de ella

-de la noche- el universo,

cual son culpables los versos

de que haya noches y estrellas.



Yo digo que no hay quién crezca

más allá de lo que vale

y el tonto que no lo sabe

es el que en zancos se arresta.



Y digo que el que se presta

para peón del veneno

es doble tonto y no quiero

ser bailarín de su fiesta.



Yo digo que no hay talante

más claro que el ir desnudo

pues cuando se tiene escudo

luego se quieren los guantes.



Y al que diga que me aguante

debajo de un sotana,

le encajo una caravana

de sentimientos gigantes



Yo digo que no hay más canto

que el que sale de la selva

y que será el que lo entienda

fruto del árbol más alto.



Y digo que cuesta tanto

y que hay que cruzar la tundra,

pero al final la penumbra

se hace arco iris del canto.



Silvio Rodríguez


lunes, 19 de septiembre de 2011

Favoritos: "FUSIÓN" de Jorge Drexler

¿Dónde termina tu cuerpo y empieza el mío?
A veces me  cuesta decir.
Siento tu calor, siento tu frío,
me siento vacío si no estoy dentro de tí.

¿Cuánto de esto es amor? ¿Cuánto es deseo?
¿Se pueden, o no, separar?                            
Si desde el corazón a los dedos
no hay nada en mi cuerpo que no hagas vibrar.

¿Qué tendrá de real
esta locura?
¿Quien nos asegura
que esto es normal?
Y no me importa contarte
que ya perdí la mesura
que ya colgué mi armadura en tu portal.

Donde termina tu cuerpo y empieza el cielo
no cabe ni un rayo de luz.
¿Que fue que nos unió en un mismo vuelo?
¿Los mismos anhelos?
¿Tal vez la misma cruz?

¿Quien tiene razón?
¿quien está errado?
¿Quien no habrá dudado
de su corazón?
Yo sólo quiero que sepas:
no estoy aquí de visita,
y es para ti que está escrita esta canción

JORGE DREXLER



jueves, 15 de septiembre de 2011

Favoritos: "YO TE QUIERO LIBRE" de Silvio Rodríguez

Yo te quiero libre.
libre y con amor,
libre de la sombra
pero no del sol.

Yo te quiero libre,
como te viví,
libre de otras penas,
y libre de mí.

La libertad tiene alma clara
y solo canta cuando va batiendo alas,
vuela y canta, libertad.

La libertad nació sin dueño.
y yo quién soy para colmarle cada sueño,
y yo quién soy para colmarle cada sueño.

Yo te quiero libre
y con buena fe,
para que conduzcas
tu preciosa sed

Yo te quiero libre,
libre de verdad,
libre como el sueño
de la libertad

La libertad tiene alma clara
y solo canta cuando va batiendo alas,
vuela y canta, libertad.

La libertad nació sin dueño.
y yo quién soy para colmarle cada sueño,
y yo quién soy para colmarle cada sueño.

Yo te quiero libre,
como te viví,
libre de otras penas,
y libre de mí.

Silvio Rodríguez



domingo, 11 de septiembre de 2011

El camino


El camino se hacía cada vez más difícil de recorrer. No entendíamos por qué debíamos seguir subiendo. El guía era alguien muy difícil de abordar, demasiado hermético. Se molestaba con cada pregunta y sus respuestas eran escuetas, lo cual, creaba mayor incertidumbre en el grupo.
Pero teníamos que confiar. No había otra alternativa. Era confiar en él o perdernos.
Ya hacía mucho que caminábamos y casi todo el trayecto había sido cuesta arriba. La mayoría de nosotros estábamos agotados.
Tal vez había más de un arrepentido. Sí, podía verse en algunos rostros.
Pero seguíamos al guía casi sin hacer comentarios. Era mucha la expectativa.
Finalmente, arribamos a una especie de gruta que, al parecer, no era muy frecuentada por seres humanos.
Comenzamos a penetrar en una caverna. El guía encendió una antorcha, nosotros, nuestras linternas.
Debemos haber recorrido más trayecto por el interior de la caverna, que el que nos llevó a ella. Y cada vez, costaba más, la caverna se hacía  más húmeda y oscura. Pero nuestros corazones se aceleraban y la energía se renovaba.
Las luces de las linternas se movían por las paredes, subían y bajaban, recorriéndolo todo.
Entonces, el guía se detuvo. Aquí, dijo.
Todas las linternas enfocaron en la misma dirección.
Era una especie de puerta, que al empujarla se abría.
El guía se apartó para permitirnos el paso, lo cual creó una pequeña confusión. Algunos retrocedieron, hubo risas nerviosas. Nadie tomaba la iniciativa.
Pero no habíamos llegado hasta allí para no dar ese paso.
Ante nosotros estaba eso que tanto habíamos anhelado.
Entramos. A partir de entonces comenzó el verdadero viaje.

                  .....................................................

De mis compañeros de grupo, no tengo noticias, aunque intuyo qué pasó con cada uno.
Yo sigo adelante, ahora me guía el camino.
No sé hasta dónde llegaré. Pero sé, que pase lo que pase, ya no puedo retroceder en este viaje hacia el interior de mi propio ser…

PAULA DI CROCE

sábado, 10 de septiembre de 2011

Favoritos: MENSAJES DE AMOR DE CURSO LEGAL

Queriéndola de verdad
como la quiero
puse mi vida a sus pies
y me rendí.
Pero no quiso mi vida
sólo me pidió dinero,
dinero,
para irse más lejos de mí.

Queriéndola de verdad
como la quiero
bregaré de sol a sol
con frenesí.
Y vaciaré mis bolsillos
para mandarle dinero,
dinero,
para irse más lejos de mí.

Uno por uno,
cada billete
que ganaré,
devotamente
por las dos caras
lo besaré
y así cuando le lleguen
noticias mías
se juntarán mis besos de amor
con sus besos de alegría.

Ay, dinero, dinero, dinero
dinero vil metal...
Mensajes de amor de curso legal.

Queriéndola de verdad
como la quiero
cuanto más dinero mande, más
se alejará de aquí.
¿Que tal si voy a buscarla
disfrazado de dinero,
dinero,
y los dos juntos huimos de mí...?

Dinero, dinero, dinero
dinero, vil metal...
Mensajes de amor de curso legal.

Joan Manuel Serrat 

jueves, 25 de agosto de 2011

Luna Llena



Afuera, la tormenta parecía haber terminado.
Las tormentas suelen irrumpir, alborotar y después desaparecer para dejar las huellas de su paso.

Así sentía su corazón: alborotado. Pero sabía que esa tormenta, la interna, tardaría mucho en desaparecer. Mucho más que aquella que veía alejarse a través de la ventana.

Las cargadas nubes se iban abriendo y, detrás de ellas, podía verse un cielo estrellado.

Se acercó al ventanal, y aunque la noche era muy fría, salió a la pequeña terraza que daba al jardín.

La luna llena siempre le había causado una emoción especial. Tan cercana, tan silenciosa. Convirtiéndose en testigo y cómplice; y al mismo tiempo, exhibiendo su magnética luminosidad. 
        
Con el corazón alborotado estaba. Esa mezcla de inquietud, ansiedad, ilusión, miedo, desconcierto; tal vez más sensaciones que no lograba distinguir. Todo junto y desordenado.
 Y la gran pregunta: ¿De dónde provienen? ¿De mí?

Otra vez la luna invitando a creer en la belleza. En que de verdad hay un sentido, una razón para todo esto.

Y una vez más, la certeza. Esa que duraba solo un instante, y que aparecía en los momentos más intensos.

La certeza de que es posible despertar el paraíso dormido...

PAULA DI CROCE

domingo, 31 de julio de 2011

Favoritos: QUIERO CANTARTE UN BESO

Una nueva sección, una nueva puerta que se abre. 
Y una nueva oportunidad para conocer y difundir a diferentes artistas. 
En este caso, la poesía de Silvio Rodríguez, favorito de Paula Di Croce:
 
  
Quiero cantarte un beso
Más todo se confunde
entre un millón de huesos
y derrumbes
así que el beso huye
con ojos de reproche
mientras la sangre fluye
por las noches
 
La muerte se ha regado
por toda la pradera
a aquel que la ha sembrado
¿Qué le espera?
dicen que el responsable
nunca ha gastado cuernos
sino un traje impecable
en los infiernos
 
Y vuelve la necesidad
de repasarme dónde estoy
si existe o no la humanidad
y si se ha visto hoy
 
La esfera agonizando
todos los días explota
y nadie está mirando
que está rota
35 mil niños
mataron ese día
la tele no hizo un guiño todavía
 
Y vuelve la necesidad de repasarme dónde estoy
si existe o no la humanidad
y si se ha visto hoy
 
Grandes ilusionistas
con hazañas de alarde
dicen que son altruistas
los cobarde
mientras el poderoso
más ordena y más traga
y el pequeño ripioso
siempre paga
 
Y vuelve la necesidad
de repasarme dónde estoy
si existe o no la humanidad
y si se ha visto hoy
 
Creí que nadie estaba
que nada respondía
pero el amor velaba todavía
y el viejo centinela
en medio del desierto
prendió infinitas velas
por los muertos
 
Y vuelve la necesidad
de repasarme dónde estoy
si existe o no la humanidad
y si se ha visto hoy
 
Y vuelve la necesidad
de repasarme dónde estoy
si existe o no la humanidad
y si se ha visto hoy
y si se ha visto hoy
 
 
quiero cantarte un beso
más todo se confunde
entre un millón de huesos y derrumbes
así que el beso huye
con ojos de reproche
mientras la sangre fluye por las noches
 
La muerte se ha regado
por toda la pradera
a aquel que la ha sembrado
¿qué le espera?
 
Dicen que el responsable
nunca ha gastado cuernos
solo un traje impecable
en los infiernos
 
Silvio Rodríguez
 

viernes, 15 de julio de 2011

La muerte estaba ahí

La muerte estaba ahí. Escalofriantemente cerca como para que nos viéramos y cruzáramos miradas, pero por suerte, suficientemente lejos para sentir su presencia sin alarmarme del todo. Había aparecido ya hacía dos días, y no había lugar en el que no la viera detrás de alguna puerta o entre medio de la multitud.
La verdad es que no tiene el aspecto que cualquiera esperaría encontrar al verla. No lleva capa ni capucha negra, ni tiene la guadaña en la mano. Sino que uno puede percibir su condición de una manera muy sencilla. La muerte te dice que es ella al mirarte. Puede ser un chico, una mujer o un anciano. Puede ser cualquiera. Pero te das cuenta. Te interpela de una manera de la que no hay forma de escapar. No podés hacerte el tonto.
Al principio no lo tomé como un problema. O mejor dicho, no pensé que fuese un problema. Con menos de 30 años no podría pasarme nada. Comencé a imaginar mi propio final, pero lo hacía como un juego. Imaginaba cayéndome de las escaleras, o siendo asaltado y asesinado; y hasta llegué a pensar en un probable suicidio. Pero no, eso no era para mí. En realidad todo era para dejar de pensar en la muerte. Hasta que la ficha me cayó de una vez por todas, y en ese instante, la cabeza estalló. Ahí no pude dejar de pensar en mi muerte. En la muerte real, para siempre.
Entonces la encaré. Fui decidido y le pregunté qué necesitaba. Por qué me miraba, y  cuándo sería mi fecha. Y el verdadero problema apareció en ese instante. La muerte venía a informarme que, en primera medida, no me iba a morir, sino que viviría el resto de los días de la humanidad venidera. Sería inmortal. Pero también, y lo peor viene acá, había sido seleccionado para ser su nuevo empleado. Ser uno más en el batallón de los que van en busca de futuros decesos, ser uno más de los que buscan la muerte ajena.
Y aquí estamos, yo contándote mi historia, y tú, demasiado atento.
Pasemos a lo realmente importante…

Autor: CÉSAR EDERY
Correctora de textos: PAULA DI CROCE