martes, 7 de junio de 2011

Extracciones EL PRINCIPITO



EL PRINCIPITO (1943) de Antoine de Saint-Exupéry
Disfrazado de libro para niños, El Principito esconde grandes pensamientos sobre la filosofía y el género humano en sus relaciones. Este clásico de la literatura infantil, bien apreciado por los adultos, contiene alegorías y metáforas sobre la amistad, el amor, los valores y el sentido de la vida; dejando a los lectores el sentimiento de felicidad y melancolía al mismo tiempo. Aquí, algunas extracciones de la importante obra de Saint-Exupéry:
  •       “Dibujé entonces el interior (...) a fin de que las personas grandes pudiesen comprender. Siempre necesitan explicaciones (...) las personas grandes nunca comprenden por sí solas.”
  •   “Cuando el misterio es demasiado impresionante no es posible desobedecer.”
  •     “El astrónomo hizo, entonces, una gran demostración (...) pero nadie le creyó por culpa de su vestido. Las personas grandes son así.”
  •      “Aprendí bien pronto a conocer mejor esta flor. Siempre había habido en el planeta del Principito flores muy simples (...) El Principito observó el crecimiento de un enorme capullo y tenía el convencimiento de que habría de salir de allí una aparición milagrosa (...) Elegía con cuidado sus colores, se vestía lentamente y se ajustaba uno a uno sus pétalos (...) quería aparecer en todo el esplendor de su belleza. ¡Ah, era muy coqueta aquella flor!”. 
  • “Humillada por haberse dejado sorprender inventando una mentira tan ingenua, tosió dos o tres veces para atraerse la simpatía del Principito (...) De esta manera el Principito, a pesar de la buena voluntad de su amor, había llegado a dudar de ella (...) Yo no debía hacerle caso (...) nunca hay que hacer caso a las flores, basta con mirarlas y olerlas (...) jamás debí huir de allí! ¡No supe adivinar la ternura que ocultaban sus pobres astucias! ¡Son tan contradictorias las flores! Pero yo era demasiado joven para saber amarla”.
  •       “Sí, yo te quiero —le dijo la flor—, ha sido culpa mía que tú no lo sepas; pero eso no tiene importancia. Y tú has sido tan tonto como yo. Trata de ser feliz...”
  •      “Es preciso que soporte 2 o 3 orugas si quiero conocer a las mariposas.”
  •      “¡Ah! He aquí un súbdito -exclamó el rey cuando vio al principito. Y el principito se preguntó: ¿Cómo puede reconocerme si nunca me ha visto antes? No sabía que para los reyes el mundo está muy simplificado. Todos los hombres son súbditos...”
  •       “Hay que exigir a cada uno lo que cada uno puede hacer -replicó el rey-. La autoridad reposa, en primer término, sobre la razón.”
  •      “Te juzgarás a ti mismo. Es lo más difícil. Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar a los demás. Si logras juzgarte bien a ti mismo, eres un verdadero sabio.”
  •      “¡Ah! ¡Ah! He aquí la visita de un admirador -exclamó desde lejos el vanidoso-. Los vanidosos no oyen sino alabanzas.”
  •       “-¿Por qué bébes? Preguntó el Principito
        -Para olvidar que tengo vergüenza -confesó el bebedor bajando la cabeza-
        -¿Vergüenza de qué? Averigüó el Principito que deseaba socorrerle
       -¡Vergüenza de beber! -terminó el bebedor, que se encerró definitivamente en el silencio.”            
  •      “-¿Y para qué te sirve poseer las estrellas?
       -Me sirve para ser rico -dijo el hombre de negocios-.
       -¿Y para que te sirve ser rico?
       -Para comprar otras estrellas, si alguien las encuentra.
       -Éste, se dijo a sí mismo el Principito, razona un poco como el ebrio.”
  •      "-¿Dónde están los hombres? -prosiguió al fin el Principito-. Se está un poco solo en el desierto
       -Con los hombres también se está solo -dijo la serpiente.”
  •       “-¿Qué significa 'domesticar'?
       -Es una cosa demasiado olvidada -dijo el zorro. Significa 'crear lazos'. Para mí no eres todavía más que un muchachito (...) No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo.
    -Empiezo a comprender -dijo el Principito-. Hay una flor... creo que me ha domesticado.”
  •      “Si me domesticas, mi vida se llenará de sol. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los otros. Los otros pasos me hacen esconder (...) El tuyo me llamará fuera de la madriguera (...) ¿Ves allá los campos de trigo?... Tú tienes cabellos color de oro. Cuando me hayas domesticado, ¡será maravilloso! El trigo dorado será un recuerdo de ti.”
  •       “Así el Principito domesticó al zorro. Y cuando se acercó la hora de la partida:
       -¡Ah!... - dijo el zorro-. Voy a llorar
       -No ganas nada -dijo el Principito-.
       -Gano -dijo el zorro- , por el color del trigo...”
  •       “Ve y mira nuevamente las rosas. Comprenderás que la tuya es única en el mundo -dijo el zorro- (...) no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.”