viernes, 30 de marzo de 2012

Favoritos: "SINCERAMENTE TUYO" de Joan Manuel Serrat

No escojas solo una parte
tomame como me doy
entero y tal como soy
No vayas a equivocarte

Soy sinceramente tuyo
pero no quiero mi amor
ir por tu vida de visita
vestido para la ocasion
Preferiria con el tiempo
reconocerme sin rubor

Cuentale a tu corazon
que existe siempre una razon
escondida en cada gesto
del derecho y del reves
uno siempre es lo que es
y anda siempre con lo puesto
Nunca es triste la verdad
lo que no tiene es remedio

Y no es prudente ir camuflado
eternamente por ahi
ni por estar junto a ti
ni para ir a ningun lado

No me pidas que no piense
en voz alta por mi bien
Ni que me suba a un taburete
si quieres probare a crecer

Cuentale a tu corazon
que existe siempre una razon
escondida en cada gesto
Del derecho y del reves
uno es siempre lo que es
y anda siempre con lo puesto
Nunca es triste la verdad
lo que no tiene es remedio


Joan Manuel Serrat
 

martes, 20 de marzo de 2012

Los Rosales

 
Era mayo, era tiempo de infinita soledad.
En su cuerpo cansado los años se notaban. En su mirada, ahora apagada, pero con cierto brillo de ingenuidad, podían adivinarse sentimientos de añoranzas.
Sus manos, ya frágiles, hablaban, narraban historias de trabajo y sacrificio.
Pero sus ojos y sus manos no mostraban las marcas de su corazón.
Corazón endurecido y luego ablandado, corazón que fue cerrado y abierto, herido y sanado. Corazón enmudecido, que más tarde había gritado.
Tanto había caminado…, tanto, como caminos encontrados.
Ahora era mayo, y sus horas eran lentas.
Los rosales habían florecido nuevamente. No era muy común.
Tal vez las rosas se mostraban tan hermosas para atenuar la soledad, para despedirse de la mejor manera.
En diciembre los festejos, enero y febrero los niños, marzo la cosecha, abril los últimos arreglos generales, mayo…
Decidió salir a dar un último paseo, y despedirse de sus flores y de esos frutales que habían estado siempre, brindando sus frutos y semillas, escondiendo entre sus ramas sus secretos mejor guardados.
El atardecer avanzaba y el cielo se iba oscureciendo.
Sí, sonrió, sus secretos aún estaban bien guardados entre las hojas, que no parecían querer secarse todavía.
Está bien, se dijo, ya es tiempo.
Se sentó lentamente en el banco de madera que miraba hacia los naranjos, y dejó que el viento tomara su vida y se llevara lejos sus recuerdos.
Era mayo.

PAULA DI CROCE