sábado, 25 de diciembre de 2010

Un Cortázar Fantástico


Introducción


Si vamos a intentar hablar del género Fantástico, digamos en principio que una de sus mayores virtudes es la de arrebatarle al lector esa seguridad, esa comodidad tan abc, tan después del 1 y el 2, seguro viene el 3. Y Julio Cortázar sería uno de los abanderados del género, pero con un estilo puramente propio, porque además de contarnos las cosas más sencillas en formato Fantasy, lo hace de manera totalmente creíble. En cualquiera de los tres cuentos que analizaremos: Axolotl, Casa tomada y La puerta condenada; el lector ingresa en la trama, la imagina; y cuando ese supuesto realismo es cruzado por algo que no lo es tanto, la incomodidad se siente, pero es realmente satisfactoria.
Incertidumbre y vacilación
“…empezó a sospechar que aquello era una farsa, un juego ridículo y monstruoso que no alcanzaba a explicarse.” 
JULIO CORTÁZAR, La puerta condenada
Una de las características del género fantástico es la de provocar algún tipo de duda y/o confusión en el lector, cuando éste intenta discernir el transcurrir del relato. Las cosas no necesariamente deben ser claras y concisas; es más, mientras exista cierta ambigüedad tensionante, lo que se cuente tendrá otro valor. Y aquí tenemos el caso de Axolotl, en donde el personaje, a lo largo de sus palabras, nos da pequeñas pautas de su experiencia:
“…yo pensaba mucho en los axolotl (…) Ahora soy un axolotl (…) se amontonaban en el mezquino y angosto (sólo yo puedo saber cuán angosto y mezquino) piso de piedra y musgo del acuario (…) la parte más sensible de nuestro cuerpo (…) Es que nos gusta movernos mucho (…) apenas avanzamos un poco nos damos con la cola o la cabeza de otro de nosotros…”[1]
Al respecto de este punto, Rosemary Jackson (1981) afirma:
 El lector queda indeciso, y nunca llega a saber si era verdad o no lo que se dijo en nombre de una experiencia “verdadera”. La voz narrativa es la de un “yo” desconcertado/desconcertante, colocado en el centro del relato. (p. 27)[2]
Si hasta aquí habíamos enfocado en la incertidumbre del lector frente al texto, veamos como esta duda es compartida con el personaje en otro cuento de Cortázar, siguiendo la segunda de las condiciones de vacilación de Todorov (requeridas por el fantástico), según Jackson (1981), en donde “…esta vacilación puede también ser sentida por un personaje; de este modo, el papel del lector está confiado a un personaje (…) la vacilación está representada, se convierte en uno de los temas de la obra.” (p.25). En La puerta condenada, el personaje ingresa en un espiral de confusión y descreimiento en varios pasajes, en primera instancia:
 “…cuando lo despertó una sensación de incomodidad, como si algo ya hubiera ocurrido, algo molesto e irritante (…) Entonces oyó en la pieza de al lado el llanto de un niño (…) Pero después pensó en lo otro (…) El sonido se oía a través de la puerta condenada”.
Luego, en segunda instancia, al reprocharle al gerente del hotel, y al recibir la negativa en formato “Usted se habrá confundido”, aparece la duda: “Petrone vaciló antes de hablar. O el otro mentía estúpidamente, o la acústica del hotel le jugaba una mala pasada (…) –Habré soñado- dijo, molesto por tener que decir eso, o cualquier cosa”.
Por último, al volver a escuchar el llanto,
“los pensó a los dos, a la mujer y al chico, se dio cuenta de que no creía en ellos, de que absurdamente no creía que el gerente le hubiera mentido (…) como si la afirmación del hotelero fuese más cierta que esa realidad que estaba escuchando”[3].
Entonces en éste punto encontramos una de las patas fundamentales del Fantasy, según el texto de Jackson (1981), en donde “…el protagonista no puede entender lo que está pasando, y esta confusión se extiende hacia afuera para afectar al lector de la misma manera”, en palabras de Todorov, quien a su vez “insiste en que esta inserción o inscripción sistemática de la vacilación es la que define lo fantástico”.[4]


Cosas sin nombre
“Aparte de eso todo estaba callado en la casa.”
JULIO CORTÁZAR, Casa tomada
Una segunda característica que aparece en los diferentes cuentos analizados, es la presentación de situaciones en donde lo extraño o irreal no tiene nombre, no se lo clasifica, “…hay una percepción de algo innombrable: el “El”, el “Eso”, la “cosa”, el “algo”, que no puede articularse, excepto a través de la sugestión e implicación.”[5] En La puerta condenada, aparecen algunos ejemplos: “…algo molesto e irritante (…) después pensó en lo otro (…) Eso se quejaba en la noche (…) empezó a sospechar que aquello era…”. [6] En Casa tomada se hace referencia a ruidos, sonidos y murmullos, sin dejar en claro en ningún momento quién o qué es lo que los genera, pero en un momento el personaje masculino hace referencia con esta frase: “Aparte de eso todo estaba callado en la casa”[7].
Esta no-significación en donde se adentran los textos de Cortázar se llena de oscuridad, de incertidumbre, de intriga; en donde el fin último es crear cierta expectativa en el lector.
Tan ambiguo, tan real
“Ahora soy definitivamente un axolotl, y si pienso como un hombre es sólo porque todo axolotl piensa como un hombre...”
JULIO CORTÁZAR, Axolotl
De los tres cuentos analizados, Axolotl es el único que cumple la característica de la transformación, otro de los puntales del género fantástico. En el texto de Jackson (1981), vemos la apreciación de Todorov al respecto de la relación del “yo” en éste sentido:
“…en torno de la relación del individuo con el mundo, la estructuración de ese mundo a través del yo, la conciencia que ve (con el ojo), percibe, interpreta y coloca en relación con el mundo de objetos (…) esta relación es difícil: nunca se puede confiar en la visión, los sentidos resultan engañosos (…) la idea de la multiplicidad ya no es una metáfora sino que se realiza literalmente, el yo se convierte en yoes (…) mentalmente somos varias personas, y así nos volvemos físicamente (…) desaparece el límite entre sujeto y objeto, las cosas se deslizan unas dentro de otras…” (p. 47 – 48)[8]
Y la ejemplificación en Axolotl queda en evidencia:
“…observando su inmovilidad, sus oscuros movimientos. Ahora soy un axolotl (…) la parte más sensible de nuestro cuerpo (…) no nos gusta movernos mucho (…) antes de esto, antes de ser un axolotl (…) Sufrían, cada fibra de mi cuerpo alcanzaba ese sufrimiento amordazado (..) Sin transición, sin sorpresa, (…) en vez del axolotl vi mi cara (…) yo era un axolotl y estaba en mi mundo (…) enterrado vivo en un axolotl…”[9]


El otro lado
“…vivíamos siempre en esta parte de la casa, casi nunca íbamos más allá de la puerta de roble…”
JULIO CORTÁZAR, Casa tomada
Una herramienta muy utilizada en el Fantasy es la focalización en elementos que separen el mundo real y el oscuro, “…espejos, retratos, puertas, aperturas que se abren a regiones diferentes de las que se encuentran en los espacios de los conocido y familiar.”[10] Veamos algunos ejemplos al respecto en Casa tomada:
“…un pasillo con su maciza puerta de roble aislaba esa parte (…) más allá empezaba el otro lado de la casa (…) casi nunca íbamos más allá de la puerta de roble (…) escuchando los ruidos, notando claramente que eran de este lado de la puerta de roble…”[11].
En La puerta condenada distinguimos:
“Era un armario ya viejo, y lo habían adosado a una puerta que daba a la habitación contigua (…) una puerta condenada, a veces a la vista pero casi siempre con un ropero (…) una cierta ambigüedad (…) dándole una vida que todavía estaba presente en su madera tan distinta de las paredes (…) el sonido se oía a través de la puerta condenada…”[12]
Y en Axolotl:
“…detenerme aquella primera mañana ante el cristal (…) los axolotl se amontonaban (…) la mayoría apoyaba la cabeza contra el cristal (…) Pegando mi cara al vidrio buscaba ver mejor (…) Era inútil golpear con el dedo en el cristal (…) sin embargo estaban cerca. Lo supe antes de esto, antes de ser un axolotl (…) seguían mirándome, inmóviles (…) eran como testigos de algo, y a veces como horribles jueces (…) Mi cara estaba pegada al vidrio del acuario (…) Veía muy de cerca la cara de un axolotl (…) Sin transición, vi mi cara contra el vidrio, en vez del axolotl vi mi cara contra el vidrio, la vi fuera del acuario, la vi del otro lado del vidrio…”[13]


Una realidad que (no) incomoda
“Ellos y yo sabíamos. Por eso no hubo nada de extraño en lo que ocurrió.”
JULIO CORTÁZAR, Axolotl
En el texto de Jackson (1981), detectamos algunos conceptos de Dostoievski sobre el fantástico y su relación con lo creíble y la realidad:
“…el verdadero fantasy no debe romper la vacilación que el lector experimenta al interpretar los sucesos. Los relatos que resultan demasiado increíbles para ser presentados como ‘reales’ rompen esta convención (…) Lo fantástico debe estar tan cerca de lo real que uno casi tiene que creerlo”. (p. 25)[14].
Y Julio Cortázar lo traslada a su cuento Axolotl de manera magnífica, tomando como normales, acciones y sucesos totalmente irreales:
“No hay nada extraño en esto, porque desde un primer momento comprendí que estábamos vinculados (…) Lo supe antes de esto, antes de ser un axolotl (…) sé que no hubo nada extraño, que eso tenía que ocurrir (…) Sólo una cosa era extraña: seguir pensando como antes, saber…”



Conclusión


El fantástico, a diferencia de otros géneros que podrían llegar a estar emparentados a él (como la narrativa maravillosa o las novelas realistas), “…es un modo de escritura que introduce un diálogo con lo ‘real’ e incorpora ese diálogo como parte de su estructura esencial”, transitando zonas oscuras y extrañas, que derraman ambigüedad, vacilación e incertidumbre. Por otra parte, se encuentra “…entre lo maravilloso y lo mimético, tomando prestado la extravagancia de uno y la mediocridad del otro…”.[15]
Entonces, tendría sabor a poco afirmar que Julio Cortázar abordó de manera excelente el género fantástico. Por eso, no olvidemos que Cortázar fue real, y aún hoy en día, es maravilloso.



[1] Cortázar, J. (1956). Final del juego.  Axolotl, Ed. Alfaguara.
[2] Jackson, R. (1981). Fantasy: literatura y subversión. Catálogos editora
[3] Cortázar, J. (1956). Final del juego.  La puerta condenada, Ed. Alfaguara.
[4] Jackson, R. (1981). Fantasy: literatura y subversión. Catálogos editora
[5] Jackson, R. (1981). Fantasy: literatura y subversión. Catálogos editora, Pág. 37
[6] Cortázar, J. (1956). Final del juego.  La puerta condenada, Ed. Alfaguara.
[7] Cortázar, J. (1951). Bestiario.  Casa tomada, Ed. Alfaguara.
[8] Jackson, R. (1981). Fantasy: literatura y subversión. Catálogos editora
[9] Cortázar, J. (1956). Final del juego.  Axolotl, Ed. Alfaguara.
[10] Jackson, R. (1981). Fantasy: literatura y subversión. Catálogos editora, Pág. 41
[11] Cortázar, J. (1951). Bestiario.  Casa tomada, Ed. Alfaguara.
[12] Cortázar, J. (1956). Final del juego.  La puerta condenada, Ed. Alfaguara.
[13] Cortázar, J. (1956). Final del juego.  Axolotl, Ed. Alfaguara.
[14] Jackson, R. (1981). Fantasy: literatura y subversión. Catálogos editora.
[15] Jackson, R. (1981). Fantasy: literatura y subversión. Catálogos editora, pág. 32 y 33

No hay comentarios.:

Publicar un comentario