Yo digo que las estrellas
le dan gracias a la noche,
porque encima de otro coche
no pueden lucir tan bellas;
y digo que es culpa de ella
-de la noche- el universo,
cual son culpables los versos
de que haya noches y estrellas.
Yo digo que no hay quién crezca
más allá de lo que vale
y el tonto que no lo sabe
es el que en zancos se arresta.
Y digo que el que se presta
para peón del veneno
es doble tonto y no quiero
ser bailarín de su fiesta.
Yo digo que no hay talante
más claro que el ir desnudo
pues cuando se tiene escudo
luego se quieren los guantes.
Y al que diga que me aguante
debajo de un sotana,
le encajo una caravana
de sentimientos gigantes
Yo digo que no hay más canto
que el que sale de la selva
y que será el que lo entienda
fruto del árbol más alto.
Y digo que cuesta tanto
y que hay que cruzar la tundra,
pero al final la penumbra
se hace arco iris del canto.
Silvio Rodríguez
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