jueves, 29 de septiembre de 2016

Mi Viejo

     

      La muerte de mi viejo me encontró hace un mes en la terminal de micros de Olavarria. Y más allá de que el día anterior había estado con él, me sentí lejos; no por la distancia concreta sino por la lejanía sentimental del momento en sí. Lejos de mi vieja y mi hermana para abrazarlas e intentar contenerlas. Y lejos de mi viejo para decirle una vez más que lo quería.
      La noticia me llegó esa mañana vía celular, y por supuesto, me sacudió enormemente. El final era sabido y el camino recorrido en los últimos meses anunciaba ése desenlace, pero igualmente sentí un dolor que nunca había sufrido. La muerte no me había llegado tan cerca nunca. Cuando tuve que hacer algunas llamadas telefónicas casi no podía hablar, me quebraba, se me anudaba la voz. Ahí me di cuenta que además de que suceda (como la única certeza del ser humano), también es muy duro hablar sobre la muerte.
      Me subí al primer micro que salía para Retiro y esas próximas cinco horas fueron tristes pero positivas, porque me ayudaron a pensar mucho sobre mi viejo. Los últimos 4 meses habían pasado muy rápido y habíamos presenciado los cambios no solo físicos sino también en la lucidez de él.  Y esa mañana por mi cabeza se entremezclaban momentos recientes con otros recuerdos de años atrás. Llorarlo y recordarlo en ese viaje me hizo bien.
      Por la tarde, después de estar con mi vieja y mi hermana; con mi mujer le contamos la noticia a nuestros hijos. No fue nada fácil, pero ellos lo entendieron de una manera especial. Se sorprendieron y se quedaron pensando, pero empezaron a recordar los momentos lindos vividos con él, y esa situación fue un puñal en el corazón que también  alivió el momento. Una tristeza que comenzó a cicatrizar con y por ellos.


      Y hoy, mientras escribo esto, vuelvo a sentir aquel nudo en la garganta y siento las mismas ganas de llorar. Pero también pienso en todo lo vivido con mi viejo y me siento mejor. La música negra, los instrumentos y las grabaciones juntos. La política, los libros y la segunda lectura siempre. El futbol, Racing y el Cilindro, como excusa para estar más tiempo juntos. La familia, las charlas y la palabra siempre por delante de cualquier otra reacción. Y la perseverancia, la educación y la pasión como guías para cualquier emprendimiento. Lo pienso, y todo eso era él; y eso también soy yo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario