sábado, 2 de marzo de 2013

Beso


El primer beso es todo. Es deseo y realidad;
es la mezcla de sensaciones que hay que saber apreciar.
Pequeñas variaciones que podemos llegar a diferenciar
poco a poco al difrutarlas, al sentirlas con los ojos cerrados.

Las tensiones y los miedos del momento previo suceden
mientras esa lucha de mariposas y arañas en el estómago,
te hacen desear ése beso como único horizonte,
como el aire que respirás a cada momento.

Los segundos que preceden aquel beso parecen eternos,
pero se aceleran por la propia motivación
de la búsqueda de esos labios que serían el edén;
un oasis en donde al llegar querrías quedarte por siempre.

Y el momento del contacto primario
parece una implosión que sacude tus sentidos,
porque si hasta ese momento tu mente caminaba en línea recta;
a partir de allí, se dispara en distintas direcciones.

Ése dulce choque te quita el aire y
te hace morir para renacer a cada segundo.
Te hace convivir y compartir con el otro
aquel momento de sabores y sentidos profundos

La vista cegada por tus parpados
hace que todos tus sentidos esten mucho más vivos,
permitiendo a su vez que tu pensamiento y tu imaginación
se entrelacen definitivamente, creando nuevas sensaciones.

Pero el beso no es sólo un beso.
El beso es el contacto, son los labios y la mente
En ése instante no hay nada; ni otros ni mundo,
porque el beso es el mundo en sí mismo

Y si al abrir tus ojos puedes observar la miel en los suyos
y ver el sol que resplandece sobre ellos;
no te detengas a pensar mucho más que eso,
es un beso que ha pasado y pasará por tus labios.

CÉSAR EDERY

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