-María
Belén Peralta Ramos
Espero
llegar a horario esta vez. Siempre llego tarde. Pero es el tránsito.
¡Si yo salgo temprano…! Es que esta ciudad está llena
de trapitos y limpiavidrios y piquetes y todo tipo de gente que
molesta y no tiene respeto por los demás.
Ahí
hay unos pibes haciendo malabares.
No
tienen vergüenza, ¿por qué no van a trabajar?
Claro, como ahora cobran sin hacer nada… les pagan por ser vagos.
¿Cómo va a funcionar un país de esa manera?
No
tienen respeto. ¡No tienen vergüenza!
Tengo
que tomar por otra calle porque escuché que hay una
manifestación de unos trabajadores de no sé qué.
Menos
mal que a Ramona me la trajeron de Paraguay, que acá no tiene
papeles ni derechos, porque de otra manera, la tendría
haciéndome problemas por aguinaldo, obra social y todas esas
cosas que piden. Hasta son capaces de hacerte un paro estos... Si no
tienen vergüenza…
¿Qué
hago yo sin Ramona? Tendría que ocuparme del bebé, de
la casa, de las compras. No me quedaría tiempo para nada
importante. Además el bebé conmigo no come y me cuesta
una vida que se duerma. No, la verdad, lo bien que hicimos en traerla
de Paraguay.
¡Este
colectivero se cree el dueño de la calle! y sí, ahora
resulta que tienen prioridad y carriles exclusivos, ellos, los del
transporte público.
¡Carajo!
Ya estoy retrasada, si llego muy tarde Teresita empieza a atender a
otra clienta y me tiene que hacer el color Carmen. Yo prefiero a
Teresita, tiene más clase, es más fina.
El
semáforo. Esta esquina es de terror con el semáforo.
No,
mi amor, no me limpies el vidrio que me lo acaban de lavar. No, no
tengo nada.
Siempre
lo mismo con estos trapitos. ¡No tienen vergüenza!
Ramona,
¿se durmió el bebé?
A
esta que no se la ocurra la loca idea de querer ir a visitar a su
familia ahora para las fiestas, porque no sé qué hago.
Son capaces. Son capaces de cualquier cosa. Con lo que le pago y
además le doy techo y comida. Agradecida debería estar,
si en su país se estaría muriendo de hambre… Pero son
capaces de cualquier cosa, si no tienen vergüenza…
Ramona,
ahora entramos a la peluquería, que vean al bebé,
después te lo llevás a la placita, ¿sabés?
El pediatra dijo que tiene que tomar sol.
¿Y
este tipo? ¿Me quiere cuidar el auto por una propina? ¿Hasta
dónde vamos a llegar?
¡¡No
tienen vergüenza!!
-Ramona
¿Otra
vez a la peluquería? ¿No fue hace tres días?
¡Ah! Debe tener otra fiesta.
Qué
hermoso Maxi, se está quedando dormido con el movimiento del
auto. Está grande y cada día más lindo.
No
sé para qué tenemos que acompañarla, será
que quiere que las amigas vean a Maxi.
Pero
yo tengo tantas cosas que hacer… debería estar limpiando y
planchando y preparando la cena para esta noche, que tienen
invitados.
¡Ah!
Unos chicos haciendo malabares… ¡Qué lindo, no se les
caen las pelotitas! Me recuerdan a mi Juancito… Cómo lo
extraño… Ojalá la señora me dé permiso
para ir a visitarlo en Navidad. Qué falta que me hace…
Sí,
seguro me va a dar el permiso, ella también es madre.
¿Por
qué tomará por esta calle? Sí, ahora me acuerdo,
es por la manifestación en repudio al desalojo de cincuenta
familias de unos terrenos municipales, pobres… los sacaron a
palazos.
Yo
dentro de todo tengo suerte. Tengo techo, tengo comida, tengo
trabajo. Pero cómo extraño a mi Juancito…
¡Ay,
qué susto ese colectivo!
La
señora se olvidó que este es el carril de los
colectivos. Pobre, debe estar preocupada por algo.
¡Un
limpiavidrios! Es tan jovencito, debe tener la edad de mi Juancito…
Mi
Juancito… Ojalá allá los patrones los están
tratando bien.
Sí,
señora, está dormidito, como un angelito.
Ahí
está Don Evaristo, pobre, vive en la calle desde que lo
despidieron de la fábrica. Con sesenta y ocho años
cuida autos para sobrevivir. Y sí, seguro, la señora le
da algo...
PAULA DI CROCE